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@directoriobntv
El volumen de pistas disponibles en los servicios de streaming musical sigue creciendo de manera exponencial. Sin embargo, un fenómeno menos comentado también está en aumento: la cantidad de canciones que nunca llegan a reproducirse. Según un informe de 2024 de la empresa de datos musicales Luminate, hay más de 200 millones de pistas disponibles en plataformas de streaming en todo el mundo. De esas, nuevos datos de Deezer revelan que el 78% de las pistas subidas en el último año nunca han sido reproducidas.
El problema de la música no reproducida es un tema que la industria musical evita discutir. Sin embargo, los números sugieren que el modelo actual podría estar alcanzando un límite insostenible. Deezer, uno de los servicios de streaming más antiguos, reporta que recibe aproximadamente 150,000 nuevas pistas al día, una cifra considerablemente mayor a las estimaciones previas de Luminate, que calculaban 99,000 pistas diarias en promedio para 2024. Esta disparidad puede explicarse por el hecho de que no todas las plataformas reportan la cantidad de pistas sin reproducciones, mientras que Deezer sí lo hace.
El panorama que se dibuja es preocupante: a pesar del crecimiento en la cantidad de música subida a estas plataformas, la cantidad de pistas que realmente reciben reproducciones está disminuyendo. La oferta de música se multiplica rápidamente, pero la demanda no sigue el mismo ritmo.
Para entender la magnitud del crecimiento de la música en streaming, basta con comparar con la era del CD en los años 80, cuando el número de nuevos lanzamientos anuales oscilaba entre 20,000 y 30,000, menos de 100 al día. Hoy en día, la cifra ha aumentado mil veces, lo que plantea serios desafíos para la sostenibilidad del modelo de streaming.
No todo este contenido proviene de artistas tradicionales. Deezer estima que al menos el 10% de las pistas que recibe son generadas completamente por inteligencia artificial (IA), aunque la cifra real podría ser mayor debido a la dificultad para detectar algunas de estas creaciones. Además, un porcentaje significativo de la música subida consiste en ruido ambiental o contenido funcional de baja calidad, diseñado para generar reproducciones sin aportar valor artístico. También hay pistas fraudulentas, subidas con el fin de manipular regalías o plagiar trabajos de otros artistas.
Incluso descontando estos factores, al menos 100,000 pistas diarias siguen siendo creadas por artistas humanos, lo que subraya la dificultad de destacar en un ecosistema saturado.
Uno de los problemas fundamentales del modelo actual es que la oferta de música crece constantemente, mientras que la demanda permanece estancada o crece a un ritmo mucho menor. Según Luminate, el crecimiento del streaming de audio en Estados Unidos se desaceleró al 6.4% en 2024, comparado con el 12% anual en los dos años anteriores. A nivel global, el crecimiento también se redujo, pasando del 22% en 2022 y 2023 al 14% en 2024.
Además, la audiencia está favoreciendo cada vez más la música de catálogo (aquella con más de 18 meses de antigüedad). En 2023, esta representaba el 73.3% de las reproducciones, un aumento significativo en comparación con el 69.8% en 2021. Esto significa que la demanda de nueva música está disminuyendo, lo que dificulta a los nuevos artistas captar la atención del público.
El modelo de streaming ya no es sostenible para el desarrollo de nueva música. Antes, este problema afectaba a los músicos individuales, cuyos ingresos por reproducciones eran cada vez menores. Ahora, el problema afecta a toda la industria: los artistas reciben una porción cada vez más pequeña de las regalías, mientras que el crecimiento de la audiencia no compensa la inflación del catálogo musical.
Las grandes discográficas también están preocupadas por la creciente cantidad de contenido que no pueden controlar. Los distribuidores independientes ven cómo los pagos de regalías son tan bajos que, en muchos casos, no vale la pena procesarlos. Los propios servicios de streaming también enfrentan desafíos, ya que deben gestionar derechos y regalías para un número cada vez mayor de artistas.
La industria está comenzando a explorar alternativas para hacer el streaming más sostenible. Entre las soluciones propuestas, destacan:
1. Suscripciones premium con beneficios adicionales: Spotify planea lanzar una suscripción «Music Pro» que incluirá remezclas generadas por IA, acceso prioritario a entradas de conciertos y mejor calidad de audio. Esta estrategia busca atraer a superfans dispuestos a pagar más por contenido exclusivo.
2. Regalías basadas en reproducciones individuales: SoundCloud introdujo en 2021 un modelo en el que los pagos a artistas dependen de la proporción de reproducciones que un usuario dedica a cada artista, el modelo conocido como User Centric.
3. Curaduría de catálogos: Deezer ha eliminado 26 millones de pistas de ruido y contenido de baja calidad. Además, ha comenzado a penalizar la música generada por IA, excluyéndola de sus playlists algorítmicas.
4. Plataformas especializadas: Están surgiendo servicios de streaming orientados a nichos específicos, como Beatport para DJs o IDAGIO para música clásica, lo que podría ayudar a mejorar la monetización de ciertos segmentos del mercado. TIDELIT se especializa en la oferta y catálogo de artistas emergentes, con un plan de compensación de pago por escuchar y por recomendar.
El futuro del streaming musical enfrenta un desafío complejo: equilibrar la accesibilidad con la sostenibilidad. La idea de un «jukebox celestial» con acceso ilimitado a toda la música del mundo podría necesitar ajustes para garantizar que los artistas reciban una compensación justa y que la industria siga siendo viable a largo plazo. Mientras tanto, la saturación del catálogo seguirá siendo un obstáculo para los músicos que buscan ser escuchados en un mar de contenido cada vez más inmenso.
Fuente: Industria Musical.
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