Por: Jhonny Duván Yepes Mejía
Del 9 al 14 de abril, en el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella se conmemorarán los 30 años de esta icónica obra escrita y dirigida por Miguel Torres. La puesta retoma su montaje y elenco original con seis funciones en la Sala Delia Zapata.
Cuando se estrenó La Siempreviva, en 1994, habían pasado nueve años desde la toma y retoma del Palacio de Justicia. El director de teatro, Miguel Torres, tras una amplia, sentida y profunda investigación sobre lo ocurrido ese 6 y 7 de noviembre de 1985, cuando la guerrilla del M-19 entró en el edificio y tomó como rehenes a sus ocupantes, logró plasmar en una creación dramatúrgica la manera como la ciudadanía vivió este episodio desde una cotidianidad atravesada por la violencia.
Inspirándose en el cuento “La casa” del libro Los oficios del hambre, escrito por el mismo Torres, el dramaturgo buscó una vez más pasar los grandes relatos de nuestra historia reciente por personajes que sintiéramos cerca. Para lograrlo, fueron dos años de una docena de versiones alimentadas por artículos periodísticos, libros, material de archivo, entrevistas, y de conversaciones con personajes como Ramón Jimeno, escritor del libro Noche de lobos sobre el mismo suceso, y Eduardo Umaña Mendoza, abogado de los familiares de los desaparecidos del Palacio de Justicia.
Gracias a este último, Miguel Torres se contactó con la familia Guarín. Su testimonio lo conmovió profundamente y nutrió además a Julieta Marín, protagonista de su obra. Con la historia de Cristina del Pilar Guarín Cortés –una de las mujeres desaparecidas del Palacio de Justicia–, el director logró terminar de conectar su trabajo con la indignación de un país, con la necesidad instintiva de justicia y con la búsqueda por el esclarecimiento de la verdad. La Siempreviva inmortalizó a Cristina y a través de su figura el cruento drama de la desaparición forzada en Colombia.
“No me propuse contar la vida de Cristina, pues ya había escrito la obra prácticamente. Tenía, eso sí, algunos vacíos dramatúrgicos, entre ellos a Julieta Marín: un personaje de ficción que trabajaba en el Palacio de Justicia, en la cafetería. Entonces, apareció la presencia maravillosa de Eduardo Umaña Mendoza. Gracias a él fui a visitar a la familia Guarín, hablé con Doña Elsa y con Don José, los padres. Ellos me llevaron al cuarto de Cristina y me dejaron ver desde afuera cómo lo dejó ella ese día de noviembre”, cuenta Torres. Así, Cristina del Pilar se metió en la piel de Julieta.
Para Lorena López, actriz de la obra que interpreta a Julieta Marín, el trabajo de Torres es muy riguroso: “Usualmente pasa un tiempo largo para poder ver lo que sucedió realmente, pero aquí fueron nueve años. Nueve años y Miguel ya estaba investigando y, con mucha seriedad, dándole una salida artística, expresiva y creativa a esta historia”.
Ya van treinta años desde que esta puesta vio la luz por primera vez. Tres décadas de acercarnos a una realidad que, con el tiempo, se ha ido reafirmando y verificando judicialmente. Para Torres, “el Estado puso una cobija negra encima de eso y no ha dejado que nadie se asome, pero la fuerza del público, de la gente, de las víctimas, va a ser que por fin todo se destape y podamos ver a los culpables en un juicio y, sobre todo, la verdad de lo ocurrido”.
Además, es una pieza que ha traspasado formatos. En el año 2010, la editorial colombiana Tragaluz publicó una versión del libreto y en 2015 fue llevada al cine por el director Klych López. También ha cruzado fronteras. “La última vez en Buenos Aires, Argentina, nos recibieron las abuelas de la Plaza de Mayo. Fue conmovedor y fuerte. Nos decían las abuelas: ‘la historia en Latinoamérica es igual en todas partes’”, recuerda Pablo Rubiano, actor que encarna en la obra a Humberto, hermano de Julieta.
Después de más de 1000 funciones, entre el 9 y el 14 de abril, La Siempreviva llega al Delia con parte de su elenco original, entre ellos Carmenza Gómez, Pablo Rubiano, Lorena López, Jorge Herrera, Jenny Caballero y Miguel Torres, junto a Eduardo Castro y Luis Miguel Hurtado. Serán seis funciones en la Sala Delia Zapata a las 7:30 p.m. y el domingo a las 3:00 p.m. con entradas desde 30 mil pesos. Esta será una oportunidad para escarbar en nuestra memoria, para sentirla y vivirla. Un momento para reflejarnos y conmovernos con un pasado que sigue moldeando nuestro presente.
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